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LA AUTONOMÍA DEL SUJETO INVESTIGADOR
Autor:
Msc. Evelia Cásseres
El investigador en su accionar a través del tiempo ha ido adquiriendo conciencia de la necesidad imperante que hay en la actualidad en cuanto a la forma de hacer ciencia, ya que ha quedado demostrado que muchas de las distintas aristas que conforman el complejo mundo del ser humano como ente individual y como sujeto social, conviviendo y compartiendo en una comunidad, aun no han recibido cambios contundentes y substanciales para lograr transformar la realidad que en un momento dado pueda afectarlo negativamente; por parte de las diferentes comunidades científicas que desempeñan la maravillosa labor de hacer ciencia.
No hay una única manera de hacer ciencia y esto es bien importante que el investigador lo internalice, lo asimile y lo ponga en practica en el quehacer científico; toda realidad objeto de estudio, es cambiante, dinámica, participativa, interactiva, es un proceso en el cual están presente múltiples factores, todos interactuando entre si, lo cual esboza una realidad que esta muy lejos de ser simple.
Para abordar una realidad se debe tener presente tres aspectos importantes, a saber: temática, enfoque y discurso. Cuando el investigador realiza sus actividades investigativas en campos o áreas de su conocimiento, donde la experiencia le ha mostrado el contexto de una manera amplia, le resulta familiar y mas claro abordar una temática en particular y, dependiendo de la temática el enfoque se adoptara de acuerdo al fin que se quiera alcanzar.
Existen diferentes enfoques que están orientados de acuerdo a las 4 corrientes epistémicas:
  1. Positivismo: Pretende controlar o explicar la realidad
  2. Fenomenología: Busca comprender la realidad
  3. Crítico Dialéctico: Busca transformar la realidad.
  4. La Complejidad: Pretende construir un nuevo conocimiento a través del cual la realidad sea explicada en toda su extensión.
Cada enfoque orientado por la corriente epistémica que le corresponde, posee una particular manera de expresión a través del discurso; quedando representada y descrita así la forma como se observa el fenómeno de estudio, lo cual se logra a través de las palabras, los conceptos y el lenguaje.
El positivismo es una corriente o escuela filosófica que afirma que el único conocimiento auténtico es el conocimiento científico, y que tal conocimiento solamente puede surgir de la afirmación positiva de las teorías a través del método científico. Esta corriente tiene como características diferenciadoras la defensa de que hay un solo método aplicable en todas las ciencias. Creen que tiene que haber una unidad de método a pesar de que haya una diversidad de objetos. La explicación científica ha de tener la misma forma en cualquier ciencia si se aspira a ser ciencia, específicamente el método de estudio de las ciencias físico-naturales. A su vez, el objetivo del conocimiento para el positivismo es explicar causalmente los fenómenos por medio de leyes generales y universales, lo que le lleva a considerar a la razón como medio para otros fines. La forma que tiene de conocer es inductiva, despreciando la creación de teorías a partir de principios que no han sido percibidos objetivamente.
A criterio de la investigadora la matriz epistémica positivista es una manera de abordar una realidad en un momento determinado, que hace sus aportes a la ciencia pero de una manera parcelada, fragmentada y deja por fuera muchos factores que pueden influir en el contexto de estudio, no por ello deja de ser útil, dependiendo siempre de los fines o propósitos que se quieran alcanzar.
Por su parte la complejidad es la cualidad de lo que está compuesto de diversos elementos. En términos generales, la complejidad tiende a ser utilizada para caracterizar algo con muchas partes que forman un conjunto intrincado, no tiene una sola forma de definirse y entenderse, depende del punto de vista del observador, como menciona Warfield (1994). En la complejidad existe una pretensión de aproximarse a la verdad, una relación tetralógica, en la cual predomina la incertidumbre.
Por otra parte, la fenomenología puede comprenderse como un método y un 'modo de ver'. El método, se construye tras la depuración del psicologismo. Resulta necesario mostrar que las leyes lógicas son lógicas puras y no empíricas, trascendentales o procedentes de un supuesto mundo inteligible de naturaleza metafísica. Es preciso también, desde este enfoque, mostrar qué ciertas operaciones como la abstracción o el juicio no son actos empíricos sino de naturaleza intencional. Esta conciencia, no aprehende los objetos del mundo naturales como tales objetos ni constituye lo dado en cuanto objeto de conocimiento: aprende puras significaciones en cuanto son simplemente dadas y tal como son dadas. Dicha depuración se lleva a cabo a través del método fenomenológico. La fenomenología se ocupa de la conciencia con todas las formas de vivencias, actos y correlatos de los mismos, es una ciencia de esencias que pretende llegar sólo a conocimientos esenciales y no fijar, en absoluto, hechos.
Seguidamente en la matriz epistémica critica-dialéctica el investigador encuentra una manera de hacer ciencia a través de la racionalidad comunicativa en donde predominan el argumento y la argumentación. El fin último es transformar la realidad y la relación sujeto-objeto es intersubjetiva.
Por lo anteriormente expuesto queda evidenciado que el investigador dispone de diferentes matrices epistémicas para hacer ciencia; solo el conocimiento en materia investigativa y una visión amplia y contextualizada de la realidad o situación que este pretenda abordar, le permitirá en un momento determinado elegir correctamente como generar una nueva episteme, que vaya en beneficio del ser humano. Hay que dejar a un lado la forma de hacer ciencia para satisfacer a un grupo de científicos en particular o a un asesor o tutor académico que pretenda poner camisas de fuerza al investigador para que haga las cosas como a ellos les parece sin tomar en cuenta a la comunidad que se vaya a estudiar. Muchos son los investigadores que realizan grandes descubrimientos al enfocarse en anomalías, fenómenos o casos raros, en el curso de una investigación. Siguen sus “corazonadas” y, después de un cuidadoso trabajo, escudriñan grandes misterios, algunos de utilidad inmediata para la humanidad, otros más teóricos, que impulsan el conocimiento general. Para hacerlo, enfrentan sus errores y perfeccionan sus métodos y técnicas, trabajando individualmente y en grupos; tratando de lograr así la autonomía que debe caracterizar a todo investigador.
Haciendo mención a lo expuesto por Feyerabend (1994,281) se hace necesaria la democratización de la ciencia. “El hombre de la calle puede y debe supervisar la ciencia, ya que sus aplicaciones le afectan directamente. Esto debe llevar a la domesticación de la ciencia y el conocimiento, y a decirle no a la unidad jerárquica y al orden que promulga la verdad legitimada por unos pocos”.
El investigador científico de hoy debe tener una mente amplia y flexible, formarse desarrollando habilidades y destrezas que le permitan manejarse cómodamente en circunstancias, cambiantes en situaciones de incertidumbre, caos o de ambigüedades; esto lo induce a mantenerse en un proceso permanente de aprendizaje y reaprendizaje. En este proceso de formación la observación de segundo orden juega un papel fundamental, ya que le permite al investigador ir más allá del prestar atención y reflexionar únicamente sobre lo simple. En este sentido Luhmann (1974) aclaró que el observar “es una operación, en tanto que el observador es un sistema que utiliza las operaciones de observación de manera recursiva como secuencias para lograr una diferencia con el entorno” (Ob; p. 46). Todo lo cual, en palabras del mismo autor, quiere decir que:
“El observador no está colocado por encima de la realidad; que el observador no flota por encima de las cosas ni las observa sólo desde arriba. El observador no es un sujeto colocado fuera del mundo de los objetos; el observador es, más bien, uno de ellos”.
En fin mientras mas preparado se encuentre el investigador en cuanto a conocimientos en el campo de la investigación se refiere y una actitud investigativa abierta a los cambios mejores serán los resultados en relación a la producción científica

Referencias Bibliográficas
Feyerabend, P. (1995). Adiós a la razón. Madrid: Tecnos.
Leal, J. Contenido de sus Exposiciones Cátedra Gestión Investigativa. Doctorado en Cs de la Educación. UNERG. Año Académico 2009-2010.
Maturana, H. La ciencia y la vida cotidiana: La ontología de las explicaciones científicas. Lectura Asignada.
Wallerstein, I. Las estructuras del saber. Lectura Asignada.
Wallerstein, I. Incertidumbre y creatividad: premisas y conclusiones. Lectura Asignada.

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